Muchas veces en la vida creemos que perder no trae nada bueno, pero debemos saber que en cada derrota hay aprendizaje tanto individual como colectivamente.
Hoy quiero hablarles sobre la experiencia de los juegos supérate intercolegiados del presente año, hice parte del equipo de fútbol juvenil de mi colegio y encontramos la derrota contra el equipo de Santa Rosa, realmente fue muy duro ya que soñábamos con pasar y quedar campeonas este año porque era el último de la mayoría de las niñas del equipo. Ese día sentí cada lagrima que caía sobre mis mejillas como el último adiós de mi segunda familia; de mi equipo.
Sin embargo sabía que no merecíamos pasar porque no entrenamos juntas, siempre entrenábamos las mismas 5 personas y por eso dolía un poco más porque nosotras 5 sabíamos el esfuerzo que con llevábamos pero que no era suficiente porque en un equipo son 16 jugadoras.
Pero yo siempre he creído que el esfuerzo siempre va a ser recompensado de una u otra manera y al pasar de 2 semanas nos enteramos que estas 5 niñas íbamos a ir a jugar la siguiente fase como refuerzos de otros equipos, obviamente no íbamos a estar juntas pero teníamos la oportunidad de poder seguir soñando con el titulo de ser campeonas.
Las 5 niñas íbamos con los equipos de Santa Rosa, Duitama y Moniquira y así pudimos ir a jugar la final departamental en la cuidad de Puerto Boyacá trayendo muy buenos resultados quedando todas en el top 4 de equipos juveniles de fútbol y una de las 5 quedo campeona con el equipo de Duitama, fue una gran experiencia que pudimos realizar gracias al esfuerzo de nosotras mismas.
Entrada de refuerzo hecha por Catalina Rojas.
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